La educación de los hijos se ha vuelto un tema difícil porque cada vez son más los agentes que intervienen en ella. Por otro lado, aunque jamás ha existido un manual que explique cómo ser buenos padres, sí existen criterios válidos generales para la crianza, uno de ellos es: la autoridad que deben ejercer los padres. Aunque este concepto ha cambiado muchísimo con el paso del tiempo, los padres deben hacer uso de su autoridad para organizar su familia de forma sensata, coordinada, afectiva y fructífera, de acuerdo al proyecto con el que quisieran desarrollar su hogar, teniendo presente que siempre es un trabajo en conjunto.

Es muy importante que, para empezar, se establezcan las normas a seguir teniendo en cuenta las conductas que sobrepasan los límites que desean mantener y para esto es vital que trabajen juntos como pareja y en consenso involucrando la opinión de los hijos, teniendo siempre presente que la última decisión la tendrán papá y mamá.

En ocasiones las familias establecen acuerdos, en donde la madre cuida de los hijos y de las actividades del hogar, dándole suma responsabilidad a una sola persona, pero es muy importante aclarar que la responsabilidad de los hijos es de ambos. El padre no sólo se encarga de llevar el sustento a casa, que es muy importante, sino que también lo es el ejemplo, la congruencia y el respeto hacia la esposa, colaborar en las labores del hogar como signo de igualdad y compartir responsabilidades en la formación y atención de los hijos.

Una figura familiar de autoridad bien definida y estable, ayudará a los hijos a sentirse más seguros, no hay que olvidar ser firmes con las decisiones, límites y normas, siempre con amabilidad y cariño.

Sin importar cuales sean los arreglos y roles establecidos, hay que tener en cuenta que, aún en ausencia de uno de los padres, se debe respetar la decisión e indicación que se dé, ya que no debemos olvidarnos que la implementación de la autoridad no es un acto de tiranía o absolutismo, sino una muestra de amor y respeto hacia la pareja, los hijos y el hogar.

Una figura familiar de autoridad bien definida y estable, ayudará a los hijos a sentirse más seguros, por lo que no hay que olvidar ser firmes con las decisiones, límites y normas, siempre con amabilidad y cariño.

Las normas funcionan cuando son pocas, claras y constantes. No es necesario que la casa se convierta en un cuartel; mejor elegir pocas normas, que sean claras y que las respeten los dos, que llenar la casa de millones de ellas. Ponerse de acuerdo puede resultar complicado para los padres, pero pueden prevenir muchos problemas si consultan desde el principio a un profesional especializado.