Hablar de la etapa de la adolescencia es un tema que me apasiona, porque como padres formamos parte de una evolución en la vida de nuestros hijos, lo que conlleva tanto cambios físicos, como conductuales y emocionales.
Dejan de ser esas personas a quienes guiábamos para brindarles protección, para convertirse en seres en construcción de su propia identidad, en búsqueda de su autonomía e independencia.
¿A qué se enfrentan nuestros adolescentes en esta etapa?
Los adolescentes suelen sumergirse en este remolino de cambios, donde su autoestima se encuentra en juego pues suele fortalecerse o debilitarse dependiendo de su personalidad y el ambiente en el que se desenvuelva.

Es muy común en esta etapa enfrentarse a estados emocionales como la tristeza, pero si se manifiesta de manera persistente y con gran intensidad, se convierte en una enfermedad de salud mental como la depresión, la cual puede ser percibida como un laberinto sin salida, afectando su organismo, estado de ánimo y forma de pensar, lo que conduce a ansiedad, sensación de vacío, sentimiento de culpa, pesimismo, insomnio, pérdida de interés por todo, pensamiento sobre el suicidio, dolor de cabeza, agotamiento, trastornos digestivos, entre otros.
Para identificar este trastorno en mi hijo adolescente, es necesario prestar atención a los siguientes puntos:
- Cambios en su rutina, tales como, hábitos alimenticios y de sueño.
- Bajo rendimiento escolar.
- Repentino aislamiento del entorno familiar y amistades.
- Estados de ánimo como enojo e irritabilidad recurrentes.
- Consumo de alcohol y drogas.
- Dificultad para concentrarse.
- Autolesiones, como por ejemplo: cortarse a sí mismo en alguna parte de su cuerpo.
- Manifestación de ideas suicidas.
¿Ante esta situación, que papel jugamos como padres?
Nuestro papel como padres es estar alertas para prevenir o reconocer los aspectos anteriormente mencionados, recuerda que la comunicación es muy importante, trata de estar cerca para que se sienta apoyado más no controlado, trabaja en respetar su espacio, crea un vínculo de confianza que lo haga sentirse dispuesto a mostrarte sus sentimientos y emociones. Desarrollar una escucha activa y empatía es fundamental en este tipo de situaciones. Recuerda ser parte de su red de apoyo. Y ante casos como este, no dudes en acudir a un especialista en salud mental.