La época infantil es en realidad, una de las épocas con mayores cambios en el desarrollo que pueda experimentar todo ser humano.

En la edad media por ejemplo, la infancia no merecía atención, tan es así, que no hay registros históricos de dicha fase, en la época de la modernidad, se ve a los niños como seres inocentes, sin sexualidad, ni maldad, y la crianza era una proyección de los ideales adultos, el niño tenía que ser lo que los adultos no habían sido.

Existía una gran indiferencia ante esta fase del desarrollo, no así, luego de que una serie de estudiosos de la conducta humana, comenzara a dar cuenta del entendimiento y de miles de eventos cruciales aparecidos en la niñez, que ésta comenzó a tomar una gran importancia y motivó grandes estudios.

El día de hoy estamos ciertos que esta época de la vida, conlleva en sí misma, una de las plataformas más importantes e interesantes del desarrollo físico, psicológico y social del ser humano, sin embargo, también en la actualidad, pareciera ser que las cosas se nos están llendo al otro extremo de la época medieval. Ahora no solo en la educación se ha presentado una especie de fiebre por derrochar métodos súper eficaces para sobre-desarrollar y sobre-estimular a los niños, sino que además, se ha generado una oleada gigantesca de comercialización alrededor de dicha etapa, desde marcas de pañales con miles de diseños, pasando por ropa de diseñador, juguetes de primera tecnología, accesorios, y un sinfín de artículos que, si bien es cierto, muchos de ellos pueden tener efectos de estimulación positiva, también es una realidad que muchos de ellos originan un efecto nocivo.

Estos fenómenos actuales pareciera ser que favorecen y fomentan conductas en los niños y niñas de menos de diez años principalmente, una especie de “adultización” inconsciente, lo podemos constatar cuando les observamos con ropajes propios de adolescentes, y/o para adultos, con uso desmedido de aparatos tecnológicos, sin vigilancia, el miramiento de escenas sensuales, sexuales sin censura, el uso coloquial y hasta irrisorio de música de adultos (reggaetón) en fiestas infantiles, niñas con pestañas postizas, el pelo teñido, y hasta con cirugías estéticas, por poner solo algunos ejemplos.

Es interesante reflexionar y conocer que lo anterior no solo repercute en una vestimenta, en usos o costumbres, sino que repercute también en la toma de decisiones, opiniones y/o puntos de vista, dejando de lado una línea delgada e invisible en la que el niño, deja de serlo, por convertirse en un «pseudo-mayor», así, es muy frecuente escuchar a padres que orgullosos expresan de sus críos frases como “es tan inteligente» “tal cosa la decidió mi hijito, y solo tiene cuatro años”, etc. Otorgándole de estas formas permisos, autoridad y poder, que desde luego los niños y niñas no están capacitados para contener, por lo menos no psíquicamente.

Ante este panorama es necesario poner sobre la mesa, y acercar al entendimiento de la persona adulta, que la infancia es un momento de la vida en cual se están apenas desarrollando las bases de su comportamiento, las bases de un pensamiento subjetivo, las bases de una personalidad, y que por lo tanto, dichos niños se encuentran vulnerables ante el mar de información, bombardeados de formas y hasta de ideologías del mundo externo, es necesario comprender que aplaudir y originar en la infancia este tipo de pseudo-madurez, está ocasionando un acelerador de su vida, pues se vierte sobre la mente infantil información que lejos de entender, solo captan y trasmiten, y son moldeados por ella. Así pues, lejos de que los niños sean educados, son muchos los adultos los que son controlados por sus hij@s, quedándose estos últimos vulnerables y confusos

Lo que la infancia necesita es un ambiente sano, en las fases de desarrollo psicológico, los humanos no nos podemos dar brincos, si así se hace, la psique te regresara en otro momento de tu vida cronológica a vivenciar lo de la fase que te saltaste,
Sin duda vivimos en una época de velocidad sin precedentes, en la que todo pareciera ser que debe hacerse con apuro, “apresúrate para esto, date prisa para lo otro”, y un día quizá te detienes y te ves a ti mismo como el conejo de Alicia en el país de las maravillas, corriendo sin saber, ni para que…

Es importante que los adultos sepan que cada etapa tiene su momento, lo correcto es vivirla a cada edad, cuando los niños se están comportando como adultos, y tú eres quien lo fomentas, también les estas exponiendo a peligros que ellos no sabrán cómo afrontar. Parte de la misión de ser padres, es brindarles una infancia segura y sana donde se tenga la posibilidad de obtener una caja de herramientas lo suficientemente útil para la vida.

Es necesario ser respetuosos de los procesos de vida de los niños, no caer en la tentación de la moda, pues esa pasara, pero la salud emocional de tus hij@s, te recompensara dándote la más valiosa de tus cosechas.

Psic. Olga Calderón Hernández
Psicoterapeuta experta en infancia y pareja
Directora de CEAP Morelia