Querido lector, en esta ocasión quiero que conozcas más a tu hija (as). ¿Te has preguntado si realmente estas obteniendo una mejor conducta en tus hijos, a través de las estrategias que les aplicas? Quisiera definir desde la psicología positiva, dentro de la familia, el término premio y castigo.

El premio es aquel que se otorga al integrante de la familia que ha llevado a cabo un esfuerzo para lograr desarrollar su potencial personal a través de la adquisición de experiencias, habilidades y actitudes. Tú hijo(a) tendrá la posibilidad de ser poseedor de un incentivo.

Castigo es aquel que se impone al integrante de la familia, por no haber respondido a la regla o función establecida, sumándose también una falta o un comportamiento inapropiado dentro de la dinámica familiar. La consecuencia de ejercer el castigo puede llegar a altos grados de violencia.

Te pido realices el conteo de cuantos premios y cuantos castigos otorgas a tus hijos. Algunos responderán: ¿Cómo le voy a dar premios, si su conducta es conflictiva de manera constante? Si sólo te encuentras otorgando castigos, tu hijo aprenderá que sólo captará tu atención con dichas conductas. Seguro que la educación de nuestros hijos, con la utilización constante de los castigos no es recomendable. Lo que lograrás llevar a cabo en tu hijo(a) es:

Sometimiento, baja autoestima, temor, sentimientos de inutilidad, grado de maduración baja, estrés, falta de confianza, incomunicación, culpabilidad, trastornos, bajo rendimiento académico, violencia, ansiedad, conflicto interno y externo.

Si eres de los padres que utiliza en mayor medida los premios, te darás cuenta que las ventajas son inigualables en la nutrición en su desarrollo humano (los cuales no necesariamente tienen que ser monetarios o con regalos. El afecto y el amor son fundamentales).

La manera correcta de solucionar un problema o de darle la cara a una situación conflictiva es con el ejemplo. Es necesario que les hagas sentir las consecuencias de sus hechos, muéstrales el camino para la solución de los mismos. Y ¿Qué lograremos con ello?

Seguridad, autoestima, autocontrol, autoconocimiento, integración de las normas, reflexión, madurez, una alta inteligencia emocional, respuestas espontáneas y amorosas, responsabilidad, amor personal y alto desempeño educativo.

Te invito a reflexionar acerca de la manera en… ¿cómo quieres que tus hijos crezcan?, ¿qué les quieres dejar de herencia dentro de la formación humana? Vamos formando seres humanos que cuenten con los recursos necesarios para que trasciendan de una manera positiva.